LAS REACCIONES TRAS LA CARTA DEL HOMBRE QUE DEMANDÓ AL EJÉRCITO POR DISCRIMINACIÓN


Al principio, cuando llamó a CIPER por primera vez hace unas semanas, Jonathan Sanhueza (39) tenía miedo e impotencia. Sabía que ya no le quedaba más alternativa que demandar al Ejército, al que acusa de haberlo discriminado, pero no estaba convencido de si era conveniente o no contar su historia con nombre y apellido. La decisión no era fácil. Un estudio desarrollado en 2012 de manera conjunta por el Programa Nacional de Prevención y Control del SIDA del Ministerio de Salud, las redes de la sociedad civil ASOSIDA y Vivo Positivo; ONUSIDA y UNESCO, señala que la sociedad chilena aún presenta altos índices de estigma y discriminación hacia hombres gay y mujeres transgénero, sobre todo cuando tienen SIDA (ver estudio).


Si Jonathan contaba lo que le había ocurrido, significaba que aceptaba revelar públicamente a través de un medio de comunicación no sólo que es homosexual, sino que además tiene VIH. Una exposición que no estaba seguro de poder manejar. Pero por otro lado, le permitía mostrar a la opinión pública cómo se continúa discriminando por condición sexual en el Ejército, una institución que hace apenas un año tuvo que pedir perdón por contar con un instructivo para excluir a homosexuales en sus procesos de selección y reclutamiento.

Jonathan se armó de valentía y optó por escribir una carta que CIPER publicó el pasado viernes 29 de noviembre bajo el título “Me despidieron del Ejército por ser homosexual y VIH positivo”. Allí, Jonathan relata cómo fue que en octubre de 2011, a pesar de sus excelentes calificaciones como diseñador y museógrafo en la institución castrense, lo despidieron sin darle explicaciones. Sólo un mes antes había vuelto al trabajo tras una recaída en su enfermedad –diagnosticada en junio de ese año– que lo había obligado a hospitalizarse y a tomar licencia. En su ausencia, los rumores sobre su condición sexual y de salud se volvieron comunes en su ambiente laboral. Jonathan escribió:


A pesar de que mi diagnóstico lo mantuve en reserva, varios de mis antiguos compañeros me confirmaron que fui despedido por mi condición sexual y padecer SIDA. Todos ellos me contaron cómo se rumoreaba a mis espaldas sobre mi condición sexual y, sobre todo, sobre mi enfermedad. Algunos incluso relatan de cómo una vez uno de los nuevos jefes señaló que todos los problemas que habían ocurrido en el Museo Histórico Militar, incluidos los daños del terremoto, se debían a mi presencia. “Debe ser porque hay un maricón”, dijo.


Quedó sin trabajo y sin los recursos necesarios para enfrentar su enfermedad. Tuvo que vender el auto, cambiarse de casa y desligarse de su isapre, pasando a atenderse en el sistema público para no perder el tratamiento. Desde entonces, está cesante. Y aunque ha tratado varias veces de que el Ejército le responda y le dé una solución, no ha tenido éxito. Fue por todo eso que Jonathan presentó una demanda en tribunales en contra del Consejo de Defensa del Estado (CDE) y del Comando de Bienestar del Ejército por daño moral y lucro cesante.

El miércoles 4 de diciembre, su historia fue recogida por otros medios. Uno de ellos fue The Clinic, donde en una entrevista, Jonathan cuenta que ya en 2006 recibió un instructivo llamado Orden del Día que debió firmar y donde se mencionaba a la homosexualidad como una situación que afectaba a la seguridad militar y que se debía denunciar a los superiores (ver instructivo). Dice que se asustó, pero que al final no pasó nada hasta 2010, cuando cambió la jefatura.

“Nadie se dio cuenta, porque en general los empleados ni pescan la Orden del Día. Sí recuerdo que lo comenté con algunos compañeros, si es que habían visto el instructivo en detalle, y a nadie le llamó la atención”, dijo al periodista de The Clinic.

Consultado por Radio Bío-Bío, el comandante en jefe del Ejército, general Juan Miguel Fuente-Alba, dijo que recién se enteró el lunes del despido de Jonathan Sanhueza, descartó que la motivación haya sido su condición sexual y de salud y señaló que “la discriminación arbitraria en el Ejército no existe”. Además, solicitó todos los antecedentes para indagar el tema.

“La ciudadanía, y él mismo (Sanhueza), pueden tener la certeza que voy a revisar los antecedentes hasta el más mínimo detalle. Ya lo he dispuesto en ese sentido”, agregó el comandante en jefe del Ejército, según consignó La Nación.cl.

En todo caso, el general Fuente-Alba ya habría tenido conocimiento del caso de Jonathan al menos desde noviembre del año pasado. Según un documento que publicó esta mañana The Clinic, el 9 de noviembre de 2012, el secretario general del Ejército, el general Alberto González Martin, respondió a Jonathan a nombre del general Fuente-Alba, quien por problemas de agenda no podría recibirlo personalmente para revisar su despido irregular. Sin embargo, el comandante en jefe había delegado en el comandante de Personal, general de brigada Curt Witt Sánchez, la tarea de reunirse con Jonathan para reunir todos los antecedentes. En esa reunión que se llevó a cabo el 20 de noviembre de 2012, Jonathan le expuso los antecedentes de su despido al uniformado y a un abogado de la institución. También les presentó un petitorio de reincorporación a su puesto de trabajo, el cual fue rechazado.

La demanda presentada por Jonathan contra el CDE y el Ejército contempla daños y perjuicios, indemnizaciones por este concepto, sueldos correspondientes al tiempo que ha estado sin trabajo y los daños fisiológicos sufridos luego de su despido -50% de pérdida de movilidad en su mano a causa de stress y daño emocional–, alcanzando una suma que supera los $300 millones.

“Yo no sé si el Ejército quiera solucionar esto –señaló Jonathan a Terra.cl–. Yo estoy apelando a que se solucione a la buena, pero si ellos quieren llegar a juicio, yo lo llevaré a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Ellos tienen súper claro el error que cometieron”.


Publicado originalmente en CIPER (5/12/2013)

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