CEPAL OPTA POR DESVINCULARSE DE LAS PRÓXIMAS ENCUESTAS CASEN

La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, anunció que ese organismo optó por no seguir participando activamente en la medición oficial de la pobreza en el país. La decisión se tomó luego de una serie de graves cuestionamientos que afectaron la veracidad de los resultados de la encuesta CASEN 2011 que divulgó el Ministerio de Desarrollo Social en julio, al anunciar una baja de 15,1% a 14,4% respecto de 2009. A eso se suman la modificación de la cifra que reveló CIPER a fines de agosto y la no entrega –hasta ahora- por parte del MDS de los pretest que justifican la inclusión de la polémica pregunta “y11”. Con la salida de la CEPAL la encuesta pierde su principal aval de credibilidad y refuerza la exigencia de crear una nueva institucionalidad para la CASEN.



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La semana pasada, The Economist, uno de los más importantes medios económicos del mundo, publicó un artículo sobre los duros y graves cuestionamientos que se han hecho en Chile a los resultados de la encuesta CASEN 2011, esos que divulgó el Ministerio de Desarrollo Social (MDS) el pasado 20 de julio y que indicaban que la pobreza en el país se redujo de 15,1% a 14,4% en sólo dos años. Una baja que el gobierno, en su momento, calificó como “significativa” y que atribuyó a las políticas públicas aplicadas durante los últimos dos años, desde que Sebastián Piñera asumió la presidencia. Aunque decía que “el monto en discrepancia es bajo” (0,7 puntos porcentuales en la tasa de pobreza general), el artículo también aseguraba que “el principio en juego es grande”: la discusión sobre la validez de las cifras pone en jaque a nivel internacional la seriedad de las políticas económicas y la imparcialidad de las estadísticas chilenas.

En el caso de la encuesta CASEN, el mecanismo utilizado por Estado chileno para medir desde 1985 los niveles de pobreza e indigencia, la garantía de imparcialidad y credibilidad la ha dado la CEPAL a través de su participación en el cálculo de las mediciones. De hecho, Chile es el único país donde la institución ha tenido injerencia directa en el procesamiento de los datos recogidos en terreno por la encuesta. Una participación que en los últimos meses se ha visto empañada ante las dudas sobre la veracidad de las cifras divulgadas por el gobierno, sobre todo luego de que a fines de agosto una investigación de CIPER revelara las desconocidas gestiones que realizó el gobierno para que la CEPAL redujera los índices de pobreza.

Los múltiples cuestionamientos públicos, tanto a nivel local como internacional, provocaron un movimiento drástico de la CEPAL. Su secretaría ejecutiva anunció el martes 2 de octubre que la entidad renuncia a seguir trabajando directamente en la medición de la pobreza, para “pasar a otra etapa” de asesoría en la encuesta CASEN.

El reportaje de CIPER, publicado el 31 de agosto pasado, dio cuenta de la existencia de una minuta –hasta entonces desconocida y publicada recién el viernes 14 de septiembre– que el MDS envió a la comisión regional de la ONU el 14 de julio, dos días después de haber recibido los resultados de la encuesta. Esos resultados indicaban que la pobreza en Chile se había mantenido: la tasa era de 15%, muy similar a la de 2009. En el documento, el ministerio le pedía a la CEPAL que reconsiderara la inclusión de una variable que había sido desestimada por la CEPAL, por afectar la comparabilidad de la serie: la pregunta “y11”, que captaba los ingresos laborales de los familiares no remunerados, desocupados e inactivos en los hogares encuestados. Era la primera vez, desde que en 1987 la CEPAL inició el trabajo de medición oficial de la pobreza, que el gobierno le pedía reconsiderar las cifras. Y lo hacía amparado en los resultados de un informe que justificaba técnicamente su inclusión y que hasta el momento se mantiene secreto: el pretest.

La CEPAL aceptó considerar la variable. Incluir esa pregunta significó que automáticamente la pobreza se redujo 0,6 puntos porcentuales, cerrando en 14,4%. La discusión pública, desde entonces, se encendió aún más. Ya no sólo se trataba de que no se haya entregado el margen de error -que resultó ser de 0,81- u otros aspectos técnicos de la encuesta el mismo día que se divulgaron los resultados, sino que también estaban los cuestionamientos al rol de la CEPAL por ceder a la inédita petición del ministerio. Sobre todo porque consideró que la minuta era información oficial y no pidió ver el informe pretest. Un día después de que CIPER publicara ese reportaje, y ya con su experto (Juan Carlos Feres) renunciado, la CEPAL emitió un comunicado anunciando que revisaría su continuidad en el proceso de medición de pobreza en Chile. Esa revisión se ha desarrollado mientras la discusión siguió escalando, y duró justo un mes. Durante la tarde del martes dos de octubre, su secretaria ejecutiva, la mexicana Alicia Bárcena, hizo pública la decisión oficial: la CEPAL optó por desvincularse de la medición de las próximas encuestas CASEN.


DE CALCULADORES A ASESORES

La agenda de Bárcena para el martes dos de octubre incluía una rueda de prensa donde entregaría información sobre las expectativas económicas regionales para lo que queda de 2012 y 2013. Allí presentaría el informe Estudio económico de América Latina y el Caribe 2012, donde se señala que la desaceleración mostrada por las economías durante 2011 se extendió durante el primer semestre de este año, lo que ha hecho caer la proyección de crecimiento para 2012 del 3,7% anunciado en junio pasado a 3,2%.

Aunque nada tenía que ver con el tema de la conferencia, Bárcena aprovechó la oportunidad para lanzar la frase que puso fin a la relación oficial de la CEPAL con el gobierno en materia de medición de pobreza.

-Quisiéramos en realidad pasar a otra etapa en donde pudiéramos actuar como lo hacemos con otros países en donde nosotros asesoramos en sus mediciones –dijo la secretaria ejecutiva de la institución.

Aunque la CEPAL optó por dejar de colaborar con el gobierno en el procesamiento de datos de la CASEN, no descartó continuar participando como asesora del proceso de medición, como ya lo hace en otros países de América Latina. Una decisión que tiene implicancias tanto técnicas como políticas.

La salida de la CEPAL significa que Chile pierde el principal garante de credibilidad y seriedad del proceso para medir la pobreza en el país. Así, la medición –que desde 2012 se realizará cada año– queda ahora exclusivamente en manos del MDS, un escenario que ha sido criticado por varios expertos por la falta de independencia que significa para un instrumento clave para la definición de políticas públicas, respecto de los intereses políticos de los gobiernos de turno. Por eso, la decisión de la CEPAL viene a reforzar las exigencias que hicieron Juan Carlos Feres y los economistas Eduardo Engel y Sergio Urzúa en el seminario que realizó el Centro de Estudios Públicos (CEP) el martes 11 de septiembre: modificar completamente la institucionalidad que mide la pobreza.

-Llegamos a un punto donde se hace imprescindible revisar la institucionalidad de medición de la pobreza en Chile. Son muchas las razones, pero sólo esta polémica provee una que nos convierte aquel tema en insoslayable: hay que abordarlo y hay que abordarlo ya. No da para más –dijo Feres ese día en su presentación.

Una de las propuestas sobre la mesa incluye convertir al Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en un organismo autónomo del Estado que esté a cargo del trabajo de procesamiento de datos de la encuesta. A eso, podría sumarse un comité externo en que participen expertos de distintos sectores. La misma CEPAL ya ha participado en mecanismos similares en otros países de la región.

-América Latina acaba de aprobar, en el marco de la Conferencia Estadística de la CEPAL, un código de buenas prácticas como el del sistema Estadístico Europeo –dijo Feres en el CEP–. Y muchos de los temas que hoy están en debate o bajo cuestionamiento sobre cómo han sido tratadas las informaciones de la CASEN en esta última ocasión, están regidas por esas buenas práctica. Se sabe qué hay que hacer y qué no. Basta con tenerlo como un referente explícito para garantizar que en el futuro podremos manejar mejor estos temas.

Ahora resta por definir qué se hará con la encuesta CASEN 2012, cuyo trabajo en terreno ya está listo para ser ejecutado por el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile. Sin la garantía de independencia que entregaba la CEPAL, en el análisis y medición final de la pobreza en Chile, la encuesta queda en un terreno incierto. El gobierno había decidido que a partir de este año esa medición sería anual. El dilema es para el gobierno y para Microdatos, entidad que también presta el nombre de la Universidad de Chile como garantía de independencia y rigurosidad. Lo anterior abre un nuevo flanco de problemas: ¿qué pasará con los $1.200 millones que se deberían haber ya invertido para esta encuesta en curso?



Alicia Bárcena en entrevista con Pulso
"Quizás llegó la hora de que la CEPAL no sea una parte más de este proceso"


En su edición del miércoles 3 de octubre, Pulso publicó una entrevista que realizó a la secretaria ejecutiva de CEPAL sobre la disminución de las proyecciones económicas que el día anterior anunció el organismo internacional para los países de la región. Paula Namur, la periodista que hizo la entrevista, también aprovechó de preguntarle sobre el anunció que Bárcena hizo respecto a la continuidad de la CEPAL en el proceso de medición de pobreza en Chile. Lo que sigue es un extracto de esa publicación:

¿La Cepal va a continuar con su labor en la encuesta Casen?
Nosotros hemos tenido una relación con el gobierno de Chile que ha durado más de 25 años en este tema de la encuesta Casen, de la medición de la pobreza, del trabajo codo a codo. Frente a la pregunta que si vamos a seguir o no, desde luego que vamos a seguir colaborando con el gobierno de Chile en la medida que ellos nos requieran. Nuestro interés con Chile y con todos los países es de poner al servicio la capacidad técnica que podamos tener para capacitar y brindar la asistencia técnica. Quizás la forma de involucramiento va a ser distinta.

¿En qué sentido?
Hoy somos una parte de esta cadena Casen. Tenemos una responsabilidad en todo el procesamiento de la información. Somos responsables de recibir la base de datos que nos proporciona el gobierno y garantizar que haya la comparabilidad suficiente, que haya la certidumbre de que lo que se está computando sea lo adecuado y eso sólo lo hacemos para Chile, no lo hacemos para ningún otro país de América Latina. Poco a poco, cada país va desarrollando sus propias capacidades para hacer sus propias evaluaciones. Yo creo que es hacia allá donde tenemos que transitar en el caso de Chile. Nosotros hacemos cada año un Panorama Social y ahí hacemos un estudio comparado de la pobreza país por país, pero lo hacemos con nuestras propias mediciones y quizás en el caso de Chile, hasta 2006 habíamos transitado en estimaciones idénticas. A partir de 2009 nuestras estimaciones varían de las de Chile y creo que ahí es donde se inicia una reflexión de que quizás llegó la hora de que la Cepal no sea una parte más de este proceso sino que sea como en otros países, una mirada externa que nos da la condición de ser una Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

Expertos han propuesto que la Casen la tomara el INE en vez del gobierno a través de un ministerio. ¿Qué opina?
Es una propuesta muy interesante. Nosotros en la Cepal somos la secretaría técnica de la conferencia de estadísticas de las Américas, reunimos a todos los institutos de estadísticas de la región y les damos apoyo técnico. Justamente una cosa que nos parece vital es que cada día sean más independiente. Ese es un camino institucional interesante. En qué nivel está Chile es una decisión autónoma de cada gobierno y cada país.


Publicado originalmente en CIPER (2/10/2012)

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