CORTE SUPREMA RECHAZÓ NULIDAD DEL JUICIO A SACERDOTE DEL VERBO DIVINO CONDENADO POR ABUSOS

La Corte Suprema ratificó la sentencia de Richard Joey Aguinaldo, el sacerdote del Liceo Alemán del Verbo Divino condenado a cinco años de libertad vigilada por abusos sexuales. Aunque para las familias denunciantes la sentencia es decepcionante, el fallo de hoy abre la posibilidad de abrir otros frentes contra el cura y la congregación que lo protegió y escondió cuando la policía lo buscaba y después lo defendió a pesar de la condena. Hoy evalúan los pasos a seguir. Uno puede ser una denuncia civil por daños y perjuicios. El otro, una querella criminal contra la Congregación por encubrimiento.






Estaba por terminar 2011 cuando el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Colina emitió el fallo que dos familias esperaban hacía ya dos años. Ese que determinaría si Richard Joey Aguinaldo, el sacerdote filipino acusado de abusar de dos niños en el exclusivo colegio en Chicureo, el Liceo Alemán del Verbo Divino, era o no culpable. Para las familias había sido un proceso largo y, sobretodo, duro. Una semana antes de la audiencia, los menores tuvieron que enfrentarse a Aguinaldo en un careo que revivió cada uno de los detalles de lo ocurrido en 2009, cuando tenían sólo cuatro años. Las tocaciones, las amenazas; todo lo que llevó a uno de ellos a separar su fotografía del set que en una oportunidad le mostró la Policía de Investigaciones y decir: “Éste es el hombre malo”.

A principios de 2010, CIPER publicó una investigación sobre la denuncia contra Aguinaldo. Después de acreditar el abuso, uno de los padres se reunió con el sacerdote Herbert Becker, entonces rector del colegio en Chicureo y hoy director nacional de pastoral en la Universidad San Sebastián. Allí le informó lo que estaba pasando con su hijo. De la agresividad que manifestaba en el último tiempo y de las conductas erotizadas. De la probabilidad de que el abuso detectado haya ocurrido al interior del colegio. El hombre recuerda muy bien el diálogo con el rector ese 21 de septiembre de 2009:

-“¿Y usted qué quiere que haga?”, me preguntó. “Que se investigue internamente”, le contesté. Lo vi tan pasivo que le dije que si no tomaba medidas, lo iba a dar a conocer a la comunidad. “Si usted decide hacer eso”, me respondió, “es mejor que se retiren con su familia del colegio”.

Días después, Becker habló frente a la comunidad del colegio y dijo frente a todos que se investigaría, que el culpable tendría que pagar y que las familias recibirían todo el apoyo del Liceo Alemán. Lo que vino fue algo completamente distinto. Los abogados del colegio que supuestamente ayudarían a las familias, se dedicaron a defender a Aguinaldo, el sacerdote acusado. En el colegio comenzó a circular información desmintiendo a los denunciantes y defendiendo la integridad del sacerdote filipino. Y después de que la Fiscalía de Colina ordenara su detención, la Congregación del Verbo Divino lo ocultó en una casa cerca de Los Ángeles, en la VIII Región. En la investigación judicial quedó acreditado que, cuando la Policía de Investigaciones llegó a buscarlo, los sacerdotes dijeron que no estaba.

Poco después, el papá de uno de los menores se juntó con el cardenal y ex arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz. Luego de contarle cómo el colegio le había dado la espalda, Errázuriz le dio un pan de pascua y le prometió ayuda. Pero como Aguinaldo es miembro de una congregación, el arzobispado no tiene jurisdicción y ese tipo de denuncias las ve directamente el Vaticano. La ayuda prometida por el cardenal Errázuriz se quedó sólo en el pan de pascua.

Por eso, que a fines del año pasado la justicia ratificara la culpabilidad del cura filipino, para las dos familias que siguieron con el proceso hasta el final –aseguran que habría más casos de abusos, pero que no quisieron ir a la justicia–, el resultado fue una victoria. El 8 de enero se leyó la sentencia por dos cargos de abuso sexual impropio (uno en grado de autor y otro en tentativa) contra Aguinaldo. Se le condenó a cuatro años de presidio menor en su grado máximo y a 200 días de presidio menor en su grado mínimo, aunque, por su buena conducta previa, podrá pasar los próximos cinco años bajo libertad vigilada.


EL FALLO DE LA SUPREMA

Parecía que el calvario de las familias terminaba, pero no. El mismo día que se emitió la sentencia, la Congregación del Verbo Divino publicó un comunicado donde decía que “sin dejar de respetar los fallos de los tribunales de justicia, (la congregación) le brindará todo su apoyo (a Aguinaldo), para que ante otras instancias tenga la oportunidad de demostrar su total inocencia. Con este objeto, se ejercerán todos los recursos legales que contempla el ordenamiento jurídico, ya que este proceso no está aún completamente finalizado”. El paso siguiente que dio la defensa del cura fue recurrir a la Corte Suprema para solicitar la nulidad del juicio. Hoy, después de revisar los antecedentes, en un fallo unánime de la Sala Penal, esa solicitud fue rechazada.

La petición que hicieron los abogados de la Congregación del Verbo Divino se basó en que el derecho a defenderse de Aguinaldo fue vulnerado por “diligencias viciadas”. Supuestamente, algunas pruebas del Ministerio Público –como las que determinaron el lugar donde se llevaron a cabo los abusos– no habrían sido dadas a conocer a la defensa antes de presentarse en el juicio, lo que habría impedido la correcta preparación de un contrainterrogatorio o la solicitud de nuevas diligencias. El reclamo no es tanto a la fiscalía o a las policías, sino que al tribunal que consideró esas pruebas en la sentencia. Para la defensa de Aguinaldo, esa prueba era ilícita y no tenía valor. Con eso, pretendían justificar la nulidad del proceso.

La defensa también argumentó ante la Corte Suprema que las declaraciones de uno de los niños que reconocieron en Aguinaldo a su agresor, habrían sido inducidas por su madre y la intervención de una clarividente. También que ellos nunca supieron de la “existencia de una supuesta diligencia de reconstitución de escena” y que sólo se enteraron cuando dicha diligencia se presentó ante el tribunal, cuando un testigo la mencionó. Por eso se solicitó que dicha declaración, en la que se basaba la determinación de baño del colegio como lugar donde habrían ocurrido los abusos, no sea considerada válida.

A juicio de los magistrados de la Suprema, “lo presentado resulta suficiente para rechazar el recurso”. Los miembros de la Sala Penal consideraron que no se verifica la infracción sustancial al derecho de defensa del acusado. Que la sentencia determinó la existencia de dos ilícitos distintos y que la sentencia se basó en “21 elementos de cargo, entre testigos y documentos” para establecer que el baño del colegio fue el lugar donde se realizaron los abusos, y no sólo en la declaración impugnada por la defensa del cura.

En los próximos días, el cura deberá empezar a cumplir su sentencia.


A POR LOS ENCUBRIDORES

Para las familias de los niños, el rechazo de la Corte al recurso de nulidad significó la ratificación de que los abusos sí se cometieron y de que sus hijos no mentían. Mientras esperaban este fallo, algunos de ellos alegan haber sufrido persecuciones y hostigamientos por parte de defensores del sacerdote condenado. Pero puede ser que el proceso aún no haya llegado a su fin.

CIPER conversó con una de las familias de las víctimas. Para ellos, aunque ven la sentencia como un triunfo, el hecho de que el cura cumpla su condena en libertad es desalentador. Por eso ahora evalúan los pasos a seguir. Entre las posibilidades que barajan, está la de iniciar un proceso civil en contra de Aguinaldo por daños y perjuicios. Otra es establecer una querella por encubrimiento contra la Congregación del Verbo Divino. No sólo por no haber recibido el apoyo que le prometió en un primer momento el rector del colegio, Herbert Becker, sino que también por esconder a Aguinaldo y protegerlo cuando la justicia lo estaba buscando. Por entorpecer la investigación.



Publicado originalmente en CIPER (29/2/2012)

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