LAS POSTALES OLVIDADAS DE GADDAFI

Los rebeldes afirmaban que “murió en un ataque de los combatientes”. Pero la imagen que muchos medios mostraron ese 20 de octubre mostraba a un Muammar al Gaddafi que parecía desorientado mientras era jalado por un grupo de hombres eufóricos y con armas. Su rostro estaba rojo, bañado en sangre, la suya, porque apenas los rebeldes lo encontraron en Sirte, lo golpearon cuanto pudieron. El video que difundió al día siguiente El Mundo de Venezuela, lo muestra pidiendo piedad. “¿Es que acaso no conocen la clemencia?”, les decía a sus captores mientras lo zamarreaban. Después le pegaron un tiro en la cabeza. Incluso en Chile la imagen del ex líder libio muerto fue portada.

Durante los 42 años que pasó Gaddafi al frente del gobierno libio, su relación con occidente fue de amor-odio. El dictador fue retratado en los últimos meses por varios medios de comunicación. En ABC, lo presentan como el “responsable de torturas y asesinatos de opositores, la explosión del avión lleno de pasajeros en Lockerbie, el apoyo a grupos como el IRA, las FARC o ETA…” Dice que la orden que dio en febrero a su ejército para que disparen contra los manifestantes, fue “el último de la larga serie de crímenes del hasta entonces incontestado «líder de la revolución libia»”. En marzo, el presidente de Estados Unidos (EE.UU.) y Premio Nobel de la Paz 2009, Barack Obama, se refirió a él como un hombre que estaba “en el lado equivocado de la Historia”.

Pero existe una serie de fotografías que no fueron difundidas el día de su muerte y que demuestran que el dictador al que muchos ahora atacan, no fue tan lejano a los líderes occidentales como se ha mostrado en el último tiempo. Antes de que la revuelta en Libia explotara, Gaddafi, a los ojos de Occidente, había pasado de ser un paria a un bienvenido.

Para el 9 de julio de 2009, Obama ya llevaba un año y un mes en la Casa Blanca. Y ese día, se reunió con Gaddafi en Italia, en la cumbre de la G8. El líder libio no asistía como gobernante de su país, sino que como presidente de la Unión Africana. Al encontrarse, se estrecharon la mano y se dedicaron mutuamente palabras protocolares. Era la primera vez en 39 años que Gaddafi se reunía con un presidente estadounidense. En ese entonces, Washington consideraba a Libia como “un ejemplo para otros países” como Corea del Norte o Irán, ya que había abandonado su programa nuclear en 2003. Después de que lo asesinaran, sentado frente a una cámara, Obama dijo: "Y en Libia, la muerte de Gaddafi demostró que nuestro papel (el de EE.UU.) en la protección del pueblo libio, y en ayudarles a liberarse de un tirano, era lo correcto".

La imagen que retrata la reunión de Gaddafi con Silvio Berlusconi es –como suelen ser las fotos de il Cavaliere– mucho más informal. Y no es coincidencia. El mandatario italiano ha sido catalogado como el “mejor amigo europeo” del fallecido líder libio. Tanto así que Berlusconi aseguraba en marzo de este año: “Yo puedo convencerlo de que se vaya al exilio”. Incluso se ofreció a ir personalmente a Trípoli a negociar una “salida honorable” para el dictador. “Lo que pasa en Libia me afecta personalmente”, dijo. Meses después, Berlusconi recibió una carta de su amigo el dictador. Ahí, el libio escribía: “Me ha sorprendido la actitud de un amigo con el que he sellado un tratado de amistad en favor de nuestros dos pueblos”. Il Cavaliere había apoyado el bombardeo a Libia.

En 2004, cuando se reunieron en Trípoli, el entonces primer ministro británico Tony Blair dijo que había una esperanza real para una “nueva relación” con Gaddafi y su país. Después de esa reunión, la empresa anglo-holandesa Shell selló un trato para hacer una exploración en busca de petróleo en la costa de Libia. Además, Blair manifestó su sorpresa por la intención que tenía el coronel Gaddafi de hacer "causa común con nosotros contra Al-Qaeda, los extremistas y el terrorismo". Ese cambio en las relaciones llevó a que en febrero pasado uno de los hijos de Gaddafi le pidiera ayuda a Blair para “aplastar al enemigo”. Por supuesto, el ex primer ministro no respondió a ese llamado.

En los últimos años Gaddafi se reunió con varios líderes de occidente y con todos ellos se estrechó la mano. Fidel Castro, Hugo Chávez, Gordon Brown, Ban Ki Moon, Vladimir Putin, Lula da Silva, José Luis Rodríguez Zapatero, Cristina Fernández y hasta Michelle Bachelet. Y esos no son todos. Aquí, una colección de saludos que autoridades mundiales tuvieron con quien fuera catalogado por Ronald Reagan como el “perro loco del medio oriente”. Y que ahora está muerto.




Publicado originalmente en CIPER (27/10/2011)

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