LA OFENSIVA PARA VOLVER A UN CONGRESO CON MENOS PARLAMENTARIOS

En la última Cuenta Pública, el Presidente Piñera anunció que el gobierno impulsaría el proyecto para reducir el número de diputados y senadores que hoy conforman el Congreso. Una discusión que se abrió apenas se conformó en 2018 el Parlamento con sus nuevos integrantes y que ahora ha tomado fuerza con el apoyo del Ejecutivo. Antes de que acabe la primera legislatura con 155 diputados y 43 senadores, hay quienes plantean que hay que volver atrás, pues no sería lo suficientemente representativo y además sería muy caro para el Estado. Pero hay también quienes señalan que la discusión debiera ir por otro lado, y que la ofensiva del gobierno apunta sólo a presionar al Legislativo en un momento crítico, ad portas de un proceso constituyente.




Fue el 31 de julio por la noche. El Presidente Sebastián Piñera rendía su cuenta pública anual dos meses después de lo inicialmente presupuestado. Una medida excepcional debido a la pandemia de Covid-19, con un Congreso Pleno que funcionó parte en modo presencial, y parte vía telemática. 155 diputados y 43 senadores lo seguían en vivo o por teleconferencia, y cuando ya llevaba varios minutos de discurso y se refería a las “iniciativas para mejorar nuestra democracia y fortalecer nuestras instituciones”, hizo un anuncio que a todos ellos les podría afectar.

“Aún está en trámite e impulsaremos con urgencia el proyecto enviado por nuestro gobierno que reduce el número de parlamentarios”, dijo.

Pasó el fin de semana, luego el lunes y llegó el martes 4 de agosto. Ese día, el ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Monckeberg, se reunió con representantes de Chile Vamos y, tras oír algunas sugerencias, aseguró que en los próximos días el Ejecutivo presentaría un proyecto de ley para concretar lo anunciado por el Mandatario.

“Hemos recibido una propuesta de parlamentarios de Chile Vamos, que buscan precisamente avanzar en esa línea. En los próximos días vamos a presentar al Congreso un proyecto con la urgencia necesaria para que efectivamente se produzca esa reducción de parlamentarios y nuestra democracia sea más eficiente, más expedita y produzca mejores resultados para las familias que esperan buenas leyes”, señaló el titular de la Segpres, según consignó Radio Cooperativa.

Esos días también pasaron y el 14 de agosto, en vez de enviar un nuevo proyecto, el gobierno ingresó una indicación a una propuesta que ya estaba en discusión en el Congreso desde hace más de dos años. Fue una de las primeras iniciativas que presentó un grupo de diputados oficialistas cuando comenzó la actual legislatura, la primera con el nuevo número de parlamentarios y sin sistema binominal.


VOLVER ATRÁS

El lunes 12 de marzo de 2018, el comienzo del nuevo período legislativo fue distinto a cualquiera de los anteriores. Se habían tenido que refaccionar distintas secciones del edificio del Congreso, porque ese día llegaban más personas que nunca. Si hasta antes de eso la Cámara de Diputados estaba compuesta por 120 personas, ahora eran 155. Y el Senado, que hasta entonces había estado conformado por 38 asientos, ya contaba con 43.

Fue uno de los cambios que implementó la reforma al sistema electoral de 2017 que, además de eliminar el sistema binominal, redistribuyó la forma en que la ciudadanía es representada en el Parlamento, aumentando el número de parlamentario y abriendo el espectro político a grupos que hasta entonces no habían logrado competir para llegar a participar activamente en la instancia legislativa.

Pero cuando apenas había pasado un mes con el nuevo sistema en pleno régimen, el 18 de abril de 2018, un grupo de ocho diputados de Chile Vamos ingresó una moción para volver todo atrás.

La iniciativa llevaba la firma de los parlamentarios Juan Antonio Coloma, Juan Manuel Fuenzalida, Javier Macaya y Gustavo Sanhueza, por la UDI; y Karin Luck, Paulina Núñez, Leopoldo Pérez y Marcela Sabat, de RN. En sus fundamentos, decían que los cambios también implicaban modificaciones relevantes en la fisonomía territorial de los distritos y circunscripciones, lo que impactaría en la lógica del trabajo parlamentario. Se referían, además, al incremento presupuestario que venía con la llegada de más legisladores y sus equipos, y a que el problema de representatividad que la reforma pretendía resolver no se habría solucionado, argumentando que en las elecciones de 2017 “más de 30 diputados fueron elegidos con una escuálida votación, sumado a los más de 5 senadores que también lograron mínimas votaciones”.

Por lo anterior, proponían que la Cámara de Diputados vuelva a los 120 miembros y que el Senado se reduzca a sólo 40, y no a los 55 que habrá tras las elecciones de parlamentarias de 2021. El proyecto pasó a trámite, pero ahí quedó sin movimiento por un buen tiempo.

Luego vino un nuevo intento. En diciembre de 2018, un grupo de diputados oficialistas junto a otros de la Democracia Cristiana y el Partido Radical, ingresaron un nuevo proyecto para reducir el número de integrantes del Congreso y volver al sistema binominal. También fue admitido a tramitación para luego quedar congelado hasta octubre de 2019, cuando a cinco días del estallido social, los dos proyectos se reactivaron, se refundieron y empezaron a avanzar como uno solo.

En noviembre se les sumó el gobierno de Sebastián Piñera, que ingresó una indicación sustitutiva y así tomar el control de su tramitación, manteniendo la reducción propuesta por los parlamentarios de Chile Vamos y reformulando el número de representantes para cada distrito y circunscripción, dejando en manos del Consejo Directivo del Servicio Electoral la decisión de cómo se repartirían esos puestos.

Desde entonces, el gobierno le puso suma urgencia 16 veces, la última el pasado 4 de agosto. Y dos días después, la Comisión de Constitución de la Cámara lo puso en tabla, e invitó al ministro Monckeberg para discutirlo.

“MENOS PARLAMENTARIOS, CON MÁS VOTACIÓN. Hoy la Comisión de Constitución empieza a tramitar rebaja parlamentaria y tope mínimo de 3%. Más representatividad es más moderación, más diálogo y mejores leyes. ¡Lo empujaremos con todo!”, escribió el diputado Diego Schalper (RN) en su cuenta de Twitter.

Horas después, en la misma red social, la asesora legislativa y co-directora de la Asociación de Abogadas Feministas (Abofem), Consuelo Valdés, se manifestó en contra del proyecto. “La crisis de representatividad del Congreso no se soluciona reduciendo el número de parlamentarios e instaurando nuevamente el binominal. Lo que el gobierno quiere es menos oposición. La crisis se soluciona eliminando el carácter elitista que ha tenido históricamente el Congreso”, escribió.

Pocos días después, el 14 de agosto, el ministro Monckeberg anunció los ejes de una nueva indicación sustitutiva que ingresó el gobierno: mantener el Senado en 50 integrantes, reducir la Cámara de 155 a 134 diputados, y establecer una votación mínima del 3% para cada candidato electo. Además, la decisión de determinar cuántos parlamentarios corresponderían a cada distrito y circunscripción recaería en el Servicio Electoral, a partir de los datos del Censo 2017, lo que podría implicar aumentos y reducciones en cada uno de ellos. Eso es lo que ahora está en discusión.

 

“RASCAR DONDE NO PICA”

Consultado por Contexto Factual, el doctor en Ciencias Políticas y académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, Jorge González, asegura que la propuesta de reducir el número de parlamentarios “rasca donde no pica. Si hay un problema, no está en el número de personas que estén en el Congreso, sino en el sistema electoral”.

A su juicio, el sistema electoral proporcional es el que ha contribuido a la fragmentación y polarización en los últimos años. “Todo lo que se está discutiendo de más o menos diputados y senadores, tiene muy poca incidencia para que, quienes nos dedicamos a esto, tengamos una expectativa positiva”, dice.

-¿Es una especie de voladero de luces?
-Más que nada. No vas a terminar con los problemas graves que tiene el país aumentando o reduciendo el número de parlamentarios. Lo de fondo, lo sustantivo, es el sistema electoral. Casi todas las democracias más avanzadas que la nuestra tienen sistemas parlamentarios, y un sistema parlamentario proporcional como el que tiene Chile va a seguir fragmentando a una población que vive polarizada. Yo soy optimista y creo que esto irá en la nueva Constitución, ya sea por la vía de una convención si gana el Apruebo o si se rechaza y se implementan cambios a través del mismo Congreso. Mientras no tengamos un sistema mayoritario en el Parlamento, no vamos a resolver el tema.

Algo similar plantea el director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central, Marco Moreno. Para él, la motivación del Presidente Piñera para sacar adelante el proyecto no tiene que ver tanto con la representatividad, sino con un criterio financiero: bajar los costos fiscales de mantener un Congreso con tantos integrantes.

“Ahí está su principal argumentación que, creo, se une a algo que no se dice: que es un intento del gobierno de disciplinar a los parlamentarios. Pero en realidad, este proyecto no tiene ninguna viabilidad. Si uno mira la correlación de fuerzas, no tiene viabilidad política. Además, ad portas de un proceso constituyente, no tiene sentido cambiar ahora el número de parlamentarios sin que siquiera haya pasado una sola legislatura del Congreso con su nueva conformación. Es, al final, una vía que ha adoptado el Poder Ejecutivo para presionar al Legislativo, lo que no va a hacer más que profundizar la tensión que ya hay entre ambos poderes”, dice Moreno.


Publicado originalmente en Contexto Factual (1/9/2020)

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