EL PESO DE LA ARREMETIDA DE LONGUEIRA SOBRE EL DEBATE CONSTITUYENTE

Con apenas una entrevista, el exsenador y exministro Pablo Longueira, volvió al ruedo político de golpe, alterando de paso el tablero constitucional. Que va por el Apruebo, que va a la carrera como convencional, también para presidir su partido y que la estrategia actual está mal: que el plebiscito no importa y que la verdadera batalla será en abril de 2021, para controlar la convención y de ahí defender las ideas de derecha y combatir la “hoja en blanco”. ¿Qué efectos tiene sobre el debate constituyente y las estrategias que siguen los distintos sectores? Conversamos con distintos analistas políticos para conocer cómo la vuelta de Longueira -a poco de enfrentar un juicio oral por cohecho en el marco del Caso SQM- impacta en el escenario previo al plebiscito.




“El plebiscito, a estas alturas, es una irresponsabilidad”. Eran los primeros días de junio, y Pablo Longueira (UDI), exsenador y exministro de Economía, lo aseguraba tajante en una entrevista que dio a revista Capital. Que era un gastadero innecesario de recursos en un momento en que la pandemia y la cesantía eran el principal foco del mundo político. Un mundo del cual, Longueira, decía estar retirado. Llevaba su barba frondosa y cana y estaba radicado en Villarrica, centrado en un emprendimiento para representar una marca de maquinaria pesada para el rubro forestal. Pero tenía opinión. Ya decía entonces que centrarse en el Apruebo o el Rechazo era “un error” y que era “partidario de que tengamos una nueva Constitución de la que todos se sientan parte”. Pero que todo dependería de cómo se elabore un eventual nuevo texto constitucional.

“Es necesario que los constituyentes se elijan en listas nacionales, pudiendo optar por los mejores de la derecha, el centro y la izquierda. Si es así votaré Apruebo, en caso contrario, Rechazo”, decía.

Longueira ya daba cuenta, por esos días, de que su punto de atención no estaba en el plebiscito de octubre, sino que en abril de 2021, en la conformación del órgano constituyente. Y aunque el sistema de elección -a su pesar- será por distritos, es precisamente en esa arena donde decidió dar su paso de retorno a la política activa.

Lo anunció en la entrevista que publicó El Mercurio el domingo 30 de agosto: que estaba de vuelta, que iría por la presidencia de la UDI, que votaría Apruebo, que se postularía para integrar la convención en el distrito 14 y que desde esa posición, defendería las ideas de la derecha y la construcción de una nueva Constitución, “pero no desde cero”. Y que luego de eso, al término de todo ese proceso, se retiraría de forma definitiva.

Que lo hacía porque era “su deber”.

Su arremetida removió el tablero por completo. No sólo generó ruido al interior de su partido, al que volvió a militar hace muy poco, luego de haber renunciado por sus líos judiciales vinculados al financiamiento ilegal de la política (casos SQM y Corpesca) y que lo tienen formalizado y ad portas de un juicio por cohecho. También dio cuenta del pragmatismo que siempre lo ha caracterizado al diseñar sus estrategias políticas. En un momento en que el centro del debate sigue en el Apruebo o el Rechazo, él vio más allá y corrió la discusión hacia otro campo de batalla, que varios expertos consideran incluso más importante que el del plebiscito: la elección de los convencionales.

Contexto Factual habló con distintos analistas políticos para intentar comprender cuál es el impacto que tuvo en el escenario constituyente la jugada de Longueira. Por un lado, su apuesta por el Apruebo para contener la llamada “hoja en blanco”. Por el otro, su estrategia electoral que plantea que su sector deje de apostar por el Rechazo y logre obtener los puestos que le den control sobre la redacción de una nueva Carta Fundamental. Lo que sigue es lo que respondieron.


EFECTO ORDENADOR

“Aunque parezca lo contrario, lo de Longueira tiene un efecto ordenador al interior de su coalición, de Chile Vamos. Estos bloques internos del Apruebo y el Rechazo parecen ser más a título personal, sin darle mucho sentido ni norte a la discusión sobre el plebiscito en sí en la centro-derecha. Hay unos por una opción, y otros por la otra, y pareciera que hubiera distintas motivaciones detrás de cada persona. Me parece que lo que da Longueira es una excusa para ordenarse mejor, para que voten Apruebo y se concentren en lo que viene después, para que puedan tener una voz única en una eventual Convención Constitucional y que esto no sea una hoja en blanco, y así preservar las cosas que les parecen buenas de la Constitución actual ”, dice Julieta Suárez Cao, doctora en Ciencia Política y profesora del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad Católica.

La politóloga considera que la idea del “Rechazo para Reformar” que promueven desde la UDI es “pueril”, y que no convence ni convoca más allá de los que ya están convencidos. En ese sentido, cree que la jugada de Longueira se convierte en un mensaje más lógico y propositivo cuando las encuestas ya dan casi por perdida la votación para esa opción. Algo que también Evelyn Matthei (UDI), alcaldesa de Providencia y precandidata presidencial, señalaba el mismo domingo en entrevista con LUN cuando le preguntaban sobre el resultado del 25 de octubre: “Es cosa de ver las encuestas”.

“Lo que hace es generar un acuerdo que, además, les permite a los voceros del Rechazo decir ‘ok, no estamos de acuerdo con él, pero tiene un punto: debemos ir juntos para las elecciones de abril’. Es un futuro de unidad que hoy no tienen. Y también les da un discurso a los que ya están por el Apruebo y que los distancia de la izquierda y la centro-izquierda: ‘Aprobamos, pero no vamos a celebrar con ellos. Es un Apruebo, pero para otra cosa’, y eso es bueno para Chile Vamos, pues le da sentido a sus posiciones divergentes y los aglutina en miras a abril”, acota.

Suárez Cao dice que con todo esto, adelanta el debate respecto a cómo enfrentar la elección de convencionales y a quiénes promover para que ocupen esos escaños. Y que su discurso es cándido, directo a las élites, especialmente con su propuesta de estrategia electoral: llevar a 28 figuras potentes como si fueran a cargos senatoriales acompañados de otros más desconocidos, pero influyentes, que resulten arrastrados por el sistema electoral. Entre esos últimos, Longueira propuso a Lucía Santa Cruz, Arturo Fermandois y Raúl Bertelsen.

LA “REALPOLITIK”

“Longueira hace su jugada desde lo que siempre lo ha caracterizado: la realpolitik, la política pura y dura. Como buen ingeniero, es un hombre de cosas concretas y así ha sido su vida política. Pactó para salvar a los gobiernos de la Concertación, para salvar las inscripción de la DC cuando no había podido inscribir su lista parlamentaria, para nombrar a Valdés como presidente del Senado en el ‘90, y lo de ahora es una acción más que va en línea con eso. ¿Cuál es esa acción? Lee adecuadamente que el plebiscito está perdido para el Rechazo y, por lo tanto, hay que trasladar la verdadera disputa a la elección de los constituyentes en abril”, señala el doctor en Ciencias Políticas Marco Moreno, director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central.

La carta que, según Moreno, viene a jugar Longueira, apunta a remover internamente a la UDI, al menos a quienes toman decisiones, al mundo empresarial y a los actores cercanos al oficialismo, para poner la energía en la disputa política por los convencionales, de modo que se minimice la derrota y no quedar estigmatizados con el Rechazo y que eso no les afecte para el resultado electoral del próximo año.

Pero el efecto iría más allá de la UDI. El académico señala que, “por lo pronto, esto llevó a otra voltereta desde Evópoli, y a que declarara a sus militantes la libertad de acción, luego de estar por el Apruebo y después pasarse al Rechazo. Y esto lo hacen para no capitalizar la pérdida del Rechazo el 25 de octubre. Y lo propio está pasando en Renovación Nacional (RN), donde internamente hay mucha resistencia al actual presidente, el senador Rafael Prohens, para pactar con José Antonio Kast -presidente del Partido Republicano- o seguir en una posición dura respecto al Rechazo. Y en el gabinete del Presidente, los ministros también están empezando a sincerar sus posiciones. El último fue el ministro de Ciencias, Andrés Couve, que se sumó a los que van por el Apruebo. El oficialismo empieza a darse cuenta de la inminencia del triunfo del Apruebo, y nadie quiere posicionarse al lado de los perdedores”.


PURA ESTRATEGIA

Cristóbal Bellolio, doctor en Filosofía Política y profesor en la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibañez, dice que hay muchas razones para votar Apruebo. Las que están más a la izquierda, tienen que ver más con el interés de eliminar su contenido más neoliberal o simplemente por su “pecado de origen”, haber sido creada, promulgada e implementada por la dictadura de Augusto Pinochet. Otras, de corte más liberal, aprueban por la importancia de contar con un procedimiento legítimo para dar forma a un contrato social aprobado y legitimado por la ciudadanía. Hay también quienes confían en que el procedimiento constituyente pueda tener una especie de capacidad terapéutica, para sanar heridas del estallido social y esa noción de progreso que teníamos en Chile. Y está también la idea de revivir una pertenencia a una comunidad política común. Y los que creen que es algo pragmático basado en el miedo.

“Creo que Longueira no dijo ninguna de esas motivaciones. No mencionó ninguna. Su razón parece ser estrictamente estratégica, y tiene que ver con que el plebiscito de octubre tenga lo menos que ver con el plebiscito del ‘88 y se parezca lo más posible a la ratificación de las reformas constitucionales del ‘89”, dice Bellolio.

A su juicio, Longueira entiende que la posibilidad de un 50/50 o incluso un 60/40 está lejos, “y el sector que pierda, el que elija el lado incorrecto de la historia, queda muy dañado después”. Para el académico, lo de ahora se puede comparar con lo que pasó el ‘88, que implicó que pasaran más de 20 años antes de que un Presidente de derecha volviera a La Moneda, y enfatiza que sólo lo logró dos veces alguien que votó por el No.

En ese sentido, lo de Longueira sería pragmatismo puro, intentando desmarcarse del daño que podría generar la derrota y así intentar eliminarlo previo a que suceda, anticiparse. Desdramatizar el plebiscito y prepararse para “la batalla que importa”, la de abril de 2021.

En todo caso, Bellolio asegura que el argumento no debuta en el debate constituyente con Pablo Longueira. Dice que es lo mismo que hizo el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín (también UDI), cuando hace unos meses sinceró su posición por el Apruebo; que entendió que si quería ser Presidente de la República, debía matricularse con la opción ganadora. “No es un argumento de Longueira ni una revelación divina. Muchos en la derecha lo han planteado y ya se han matriculado con él hace rato. Sí hay un sector en la derecha que ahora le puede hacer más sentido ya que lo dijo Longueira, porque es reconocido como un estratega, pero no es nuevo”, explica Bellolio.


Publicado originalmente en Contexto Factual (3/9/2020)

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